jueves, 23 de abril de 2009
Dos por uno igual a tres
En mitad de a nada y sin ningún tipo de edificación se encuentra en área de descanso de Villalmanzo, a nueve kilómetros de Lerma por N-1, dirección Irún. He de confesar que sabiendo que existía nunca había parado en ella, si en el área de Tudanca que siempre está lleno de gente y entre tantos siempre había algún alma descarriada, en especial por la zona donde aparcamos los camiones. El área de Tudanca está frecuentado por todo tipo de gente ya que dispone de un montón de servicios, cafetería, restaurante, bar, gasolinera, etc.. y paran la mayoría de los autobuses con ruta hacia Madrid o hacia el norte. No es uno de mis preferidos, pero cierto es que a veces me ha pillado allí el descanso del tacómetro y realmente me ha sido entretenido. Hay personas que viven cerca que se dedican a pasear entre los camiones, otras, más discretas, se limitan a estar en el edificio del bar y, a la vieja usanza, antes del internet, entras reiteradas veces al servicio cuando entra alguien que les parece interesante y con posibilidades de darse un revolcón. Pero el área de Villamanzo es diferente, ningún tipo de servicio únicamente una explanada para aparcar, cuando he estado había un par de turismos con dos tíos de mi quita más o menos que han hecho los movimientos típicos de salir del coche y pasear alrededor del camión, pero de forma casual, vamos que aún sabiendo que estaban en fase de búsqueda, pasaban totalmente inadvertidos. Yo he bajado y he sacado del compartimento de debajo de la caja un bidón con agua que lleco allí. El primero que se acercó me ha saludado, no he debido mostrar mucho interés, no me decía nada el paisano, así que se ha vuelto al coche y, como si hubiese dado el relevo en una carrera ha aparecido el otro , que dicho sea de paso estaba mejor al menos para mí, y me ha preguntado si yo sabía cuanto quedaba para Saldaña, le he dicho que poco, que estaría a unos treinta kilómetros más o menos todo seguido por la autovía, me ha ofrecido un cigarro y en ese momento el primero ha arrancado el coche y se ha ido, ya se sabe que una retirada a tiempo es una victoria, pero por la salida que ha hecho con el coche me pareció más que se iba cabreado qué que se retirase como un caballero. Tal ha sido la salida que el paisano que iba a Saldaña me ha dicho, “prece que tiene prisa, pues lleva más rato que yo aquí y llevo un buen rato “ de esta frase tan tonta salió un tema de conversación muy interesante ya que yo le dije que no me parecía un sitio muy bueno para estar descansando, no tenía nada, ni unos servicios ni un árbol para estar a la sombra y que no parecía que parase mucha gente. El me dijo que si paraba gente, que en lo que él llevaba allí era el tercer camión y cinco turismos más habían pasado por allí, que alguno se le había arreglado la parada y que otros, como el que se acaba de ir, salieron de mala manera. Vamos que un sitio aparentemente inhóspito tenía movimiento. Cinco minutos después paró una furgoneta de una empresa de construcción conducida por un chico joven que aparcó al lado del coche de mi contertulio. Bajó del coche y tras hablar por teléfono, sin dejar de mirarnos mientras nosotros, que ya habíamos constatado que los dos buscábamos lo mismo, hablábamos que lo bueno que estaba el tío. Cuando ha acabado de hablar se ha acercado a donde estábamos nosotros, al lado del camión, y nos ha pedido fuego, esto de fumar es útil para comenzar una conversación jajaja, en ese momento apareció ese silencio tenso en el que todos sabemos lo que estamos pensando pero nadie media palabra por no saber cómo atacar el tema, pero mi contertulio era resuelto y rápidamente empezó con el ¿A dónde vas? ¿Tienes prisa? … y el joven conductor de furgoneta entro rápidamente al trapo, ya se sabe que los jóvenes tienen la hormona revuelta y pasan de pensar con la cabeza de arriba a pensar con la cabeza de abajo a velocidad asombrosa. Así que vista la situación, tres tíos hechos y derechos, en un aparcadero de la N-1 que no teníamos demasiada prisa y que, como era bastante claro, queríamos juerga. El del coche tenía ojillos de vicio, como si le hubiese tocado la lotería jajaj, el de la furgoneta estaba más salido que el pico de una plancha y yo, que metidos en faena, pensaba que dos mejor que uno era una buena forma de inaugurar un área de descanso. El principal problema era donde montar la juerga pero Carlos, que así se llamaba el conductor de la furgoneta, nos dio una buena solución, todos a la parte de atrás de la furgona que, casualmente jajajaja, estaba vacía. Así que dicho y hecho, allí entramos los tres y una rato, grande después salimos con la sonrisa tonta de haber echado un polvo, o alguno dos porqué la juventud es lo que tiene. Al salir había otro camión, pero personalmente me dio lo mismo que pesará que había pasado lo que realmente había pasado. En definitiva un área sosa pero con otros atractivos.
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