Aunque en las cadenas de restaurante de franquicia no se come precisamente bien es importante reseñar que algunas están situadas en sitios muy estratégicos, conocido es Altube o alguna de la Autopista Bilbao Barcelona, pero la A3 no la tengo muy trillada y para una vez que uno va por allí pues había que parar a ver como estaba el tema. Algunas zonas que conocía han desaparecido, otras se han movido, porque lo que está claro es que cuando estamos acostumbrados a buscar compañía en un parque temático y este le cierran tenemos una capacidad grande para encontrar otro cercano. Hablar aquí de el Saler, de Beneixida, que perdura en los años como un referente de la zona paraíso de todo aquel aficionado a las emociones fuertes, o no tan fuertes, provocadas por las numerosas atracciones y feriantes que se dan citan en el lugar, no tendría sentido ya que es por todos de sobra conocido. En Beneixida alguno que otro ha estado a punto de caerse o se ha caído en un “pequeño” foso que hay. Pero algunos sitios no los conocía y al pasar por ellos la curiosidad hizo que parase a ver si es cierto lo que de ellos se dicen.
Tenía referencias de un área de descanso que está en Castillejo de la Iniesta, denominado La Torreta. La experiencia me dice que en los lugares donde hay un restaurante de franquicia con todo tipo de comodidades no es demasiado operativo, familias con niños y demás, pero las referencias de este me venían por varias partes y todas eran favorables así que cuando llegué al 224 me salí dirección el supuesto parque temático. Amplio aparcamiento, comida recalentada y compañeros, por lo visto tienen duchas y eso nos anima mucho a parar. Entre todos los presentes había un par de desubicados, o en busca de ubicación. Mi situación era diferente, el día anterior había parado en el área de Sagunto, que tiene cinco estrellas, un sitio de los de toda la vida que te asegura un descanso en compañía, y me habían ubicado muy bien así que mi situación era de explorador y de tal ejercí. Por lo que allí pude ver el movimiento era provocado por los desubicados que parecían intentar batir un record en entradas y salidas del servicio, o bien estaban comprobando que las bisagras resistían. La situación era la de todos los lugares en las que estamos varios compañeros, tensa porqué algunos estaban buscando desesperadamente e intentaban sacar fuera a algún desubicado para poder realizar las maniobras necesarias, no muchas la verdad por qué alguno estaba muy a huevo, mirada fija en objetivo y sus movimientos delataban de una forma indudable sus pretensiones. El lugar estaba populoso, a simple vista la cola de espera para las atracciones era grande, y algún compañero consiguió el objetivo. He de reconocer que no esperaba encontrar tanta gente y que las referencias eran correctas. Se ha de tener muy en cuenta que es costoso el contacto y que seguramente se acabará en el aparcamiento, pero el tener a tanto compañero en el lugar nos corta bastante los movimientos, y en el servicio estamos más pendientes de la puerta, por si alguien entra, que del que se nos ha colocado al lado.
Así que me alegrado de estar equivocado y a partir de ahora creeré que en los lugares de comida rápida no sólo se come sino que se puede hacer vida social.
jueves, 23 de abril de 2009
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