viernes, 15 de mayo de 2009

Ambas empiezan por "C"

Siempre ha sido un misterio porqué unas áreas de descanso se convierten en parques temáticos y otras no, o porqué unas zonas son propicias para ello mientras otras, que seguramente tengan las mismas o mejores condiciones, pasan inadvertidas. Más o menos todas las áreas urbanas tienen cerca una localización que realmente es donde todos acuden, luego están las, por llamarlas de alguna forma, zonas subsidiarias, aquellas que en el esquema que nos montamos a la hora de ir en busca de sexo, o debería decir de morbo, son secundarias y únicamente en caso de auténtica necesidad acudimos a ellas salvo que nos pillen de paso. Los que yo llamo parques temáticos no suelen estar demasiado alejados de las ciudades, existen casos extremos, pero normalmente en unos veinte minutos en coche estamos en ellas. Con el crecimiento de las ciudades antiguas zonas de cruissing van desapareciendo a favor de bloques de edificios o, en algunos casos, a favor de la policía, ya que los vecinos de esas zonas, normalmente verdes, se quejan de inseguridad, siempre existe alguno que gusta de enseñar su bellota a todo aquel que pasa por allí y es, obviamente, crea inseguridad ciudadana. Pero sea como sea siempre se encuentra algún lugar donde poder ir a conocer gente.
Muchos son los intentos de los visitantes de la web para la que escribo de intentar poner de moda una zona que, para ellos bien sea por cercanía, la mayoría de las veces, porque realmente lo que nos gustaría a todos sería asomarnos a la ventana de casa y ver si lo que hay nos gusta o no para no tener que salir de casa, especialmente en invierno, vamos como se puede hacer por internet pero sin necesidad de tener que mantener una conversación mediante un chat, que teclear cansa cuando se piensa con la bellota, sin tener que describirnos, porqué en el fondo todos medimos más y pesamos menos, y sin el riesgo de que nos dejen tirados, porque por mucho que nos demos el móvil muchas veces nos quedamos compuestos y sin contrincante y es en ese momento, cuando ya hemos salido de casa con la calentura propia de una larga conversación de chat y nos encontramos tirados en una bar, o en una calle o en un descampado cuando tiramos de aquellos parques temáticos certeros porque ya que nos hemos puesto guapos para el chateador hemos de aprovechar. Vamos que son intentos de tener el videochat en la ventana de casa con la comodidad de que no nos vean y poder elegir antes de quitarnos las zapatillas.
Es una de las ventajas del cruissing frente al chat, que se ve con quien estás hablando, o intentando hablar, y no da lugar a muchas dudas. Cuando dos personas que están “paseando” por un parque temático, preguntas tales como ¿Cómo eres? ¿Cuánto mides? Pasan a ser preguntas como ¿Tienes hora? ¿Queda mucho para tal pueblo? o un simple “Hola, ¿Qué tal?” que siempre es bueno para saber si te van a seguir la conversación, es decir si tenéis feeling, o no. Claro esto es en el supuesto que se hable, porque muchas veces ni se habla, esta cualidad no siempre es necesaria ya que a veces te encuentras al paisano, o eres tú mismo, con la bellota en la mano y pasas directamente a jugar con ella mientras que dices un lacónico “hola” por mera cortesía ya que en el caso que no le gustaras hubiese guardado la susodicha dentro del pantalón y paz y después gloria.
Otra gran ventaja es la rentabilidad que se le saca a un paquete de tabaco, en el caso de que se fume claro, ya que cuando estás chateando la ansiedad hace que fumes compulsivamente en la desesperada búsqueda o bien dejes que el cigarro se consuma mientras estás metido en una conversación interesante o esforzándote al máximo para conseguir sacar a tu contertulio de casa para poder quedar. Realmente disfrutas el cigarro que enciendes cuando ya has quedado con alguien o cuando, aburrido de responder a la batería de preguntas tras horas te das cuentas que has estado perdiendo el tiempo, el primero de satisfacción el segundo de desesperación. Mientras que un paquete de tabaco en un parque temático te sirve para pedir hasta veinte veces fuego a aquellas personas que, no teniendo la bellotita fuera, te gustaría que la sacaran, o para que te pidan un cigarro aquellos que quieren ver tu bellotita. Con lo cual el paquete de tabaco es mucho más rentable en una zona de cruissing que en casa.
No menos importante es la parte del ejercicio. Chatear implica ser sedentario, con el riesgo que eso tiene para el sistema vascular, y estar pendiente de una pantalla, con lo malo que es para la vista. Mientras que hacer cruissing implica aire libre, hacer ejercicio, más que sea paseando, en aquellos parques temáticos que son grandes y hay que meterse en el bosque respirando el aire puro, o entrar y salir del coche muchas veces en aquellos en los que son más pequeños y queremos entablar conversación. En ambos la agudeza visual mejora ya que estamos pendientes de lo que nos rodea, en el primer caso para poder escudriñar entre la vegetación a otros candidatos y en el segundo para ver quien llega, por donde se mueve y mantener un esquema de la zona. Si estamos chateando el sentido del oído lo ejercitamos mientras escuchamos música o la tele de fondo y con el ruido del teclado, mientras que si estamos en un parque temático el oído nos ayuda a descubrir gente entre la vegetación o avisarnos de la llegada de un vehículo o si alguien ha entrado en el servicio.Estos son algunos ejemplos a favor del cruissing, claro está que chatear te da un anonimato que el cruissing no, te permite ser quien no eres, aunque esto no creo que lleve a ninguna parte ya que ser quien no eres implica que nunca podrás conocer a nadie luego no veo clara la jugada, pero lo que menos entiendo es ese interés de muchos por conocer absolutamente todo respecto al contertulio del chat antes de verle en persona, no sólo como es físicamente y como es más menos su personalidad, sino su rol sexual, como es su bellotita y demás. Es como si no dejasen nada para el después, querer bajar los pantalones virtualmente para, en el caso de que alguna vez sea real, no haya lugar a sorpresas. Gracias a internet queremos abandonar la incertidumbre, el ensayo error y el morbo de lo desconocido creyendo que con una batería de preguntas sabremos qué lo que va a ocurrir entre nosotros, en el caso de que algún día nos veamos, será satisfactorio o no. Cuando practicas cruissing al hablar con alguien ya sabes todo aquello que tus sentidos te dicen de la otra personas, con lo cual la batería de preguntas es innecesaria, e inmediatamente de comenzar a hablar con otra personas sabes si la correspondencia es unívoca o reciproca y en algunos caso no necesitas preguntar cómo es la bellotita porque te la están enseñando con lo cual has ganado mucho terreno y ya se sabe que en el silencio se busca lo que entre palabras no se ha podido encontrar.