jueves, 23 de abril de 2009

Naturaleza extrema

Entre arena y pinos se encuentra una de las zonas de ligue que más me gusta a la que voy cuando puedo. Se pueden encontrar conductores con su furgoneta o camiones pequeños pero no es un sitio para ello, no está de paso a ninguna parte, hay que ir a propósito y es una zona protegida. Se llama Valdearenas pero todo el mundo lo conoce como Liencres o las dunas de Liencres, una extensión de dunas con pinos, una playa enorme y otra un poco más pequeña, dos aparcamientos, uno a la entrada y otro, de mayor tamaño, en la parte de abajo. De día nunca he estado, pero dicen que entre los pinos y las dunas se puede encontrar de todo, tanto en invierno como en verano, de noche, como anoche, se encuentra gente en coche aparcada o dando vueltas, mayormente tíos solos, alguno paseando y, en el parking de abajo, el grande, en las zonas laterales de vez en cuando encuentras…. Joder cosas increíbles. Como ya os conté anoche, después de cenar, convencí, no me costó nada la verdad, para que me llevaran a dar una vuelta por Liencres. Al llegar no éramos demasiados , cinco coches, pero a medida que pasaba el tiempo, no demasiado tiempo, aquello parecía la Castellana en hora punta, unos para arriba, otros dando vueltas por el parking, otros aparcados, parecía que un cine estaba cerca y acababa de terminar la sesión. Yo iba en el coche del colega que os conté ayer, se encontró con un amigo y se fueron a tomar… un café, me dejó el coche y quedamos en llamarnos, cosa que agradecí porque pillar dos tíos juntos es complicado y me apetecía marcha.
Pues bien, una vez me quedé solo di una vuelta por el parking y me subí al de arriba, ese es donde la gente intercambia fluidos cuando se han conocido abajo, aunque la carretera que une un parking con otro, con pinos a ambos lados, estaba también bastante concurrida el parking de arriba estaba bastante lleno, guardando la justa distancia para mantener un poco de intimidad, así que volví al de abajo y aparqué en una zona lateral en la entrada que hay para ir a un bar que está encima de la playa, había más coches allí pero vacíos, esto me llamó la atención, no es un sitio donde se deje el coche aparcado hasta el día siguiente así que debían de haberse bajado del coche pero no se veía. Como sabéis la curiosidad mató al gato así que saqué la cartera y la deje en el coche, por si acaso que aquello estaba muy oscuro y más vale prevenir que curar, y bajé en plan explorador. Paseé por el parking intentando ver entre los pinos acostumbrándome a la oscuridad. Después de un rato, cuatro o cinco caladas del pitillo, escuché un amago de gemido que salía de entre los pinos, y unas voces inteligibles, joder allí había más de dos, así que poco a poco fui adentrándome en el pinar, a medida que avanzaba veía unas figuras moviéndose, dos estaban de pie, otro agachado y algo más que no alcanzaba a ver bien. Morbo de la leche que hizo que avanzará más, los que allí estaban no se inmutaban, así que decidí entrar a saco para ver qué pasaba, lo que pasaba allí se puede describir como una cadeneta, uno de pie, otro agachado mamándosela, otro detrás del agachado follándosele a saco y detrás un par de ellos más que atendían a uno que estaba apoyado y fumándose un cigarro en un pino. ¿Qué se hace en esa situación, se marcha uno discretamente, se queda mirando, con el consiguiente calentón o se intenta entrar en el juego? Pues de la tres la tercera pero no tuve que pensarlo mucho, se me acercó uno que con amabilidad y buenas artes decidió por mí. Mientras tanto alguien tuvo que esperarme, ya le había dicho que si tenía dos juegos de llaves jajaja.
No todos los buenos sitios están en la ruta, algunos están alejados. He llegado a Gijón y en el camino he parado en una discreta área de la que hablaré mañana, es tarde y me quedo sin batería. Que descanséis

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