martes, 8 de junio de 2010

Rómulo y Remo

Siempre fue un hombre ligado a la religión, en su mente están recuerdos de su etapa escolar en que aprendió lo que quería decir el hermano Ginés, profesor de latín, cuando explicaba que la leyenda decía que roma fue fundada por Rómulo y Remo que fueron amamantados por una loba, y que llevó a su máxima expresión cuando intentaba hacer lo mismo con algunos alumnos siendo él la loba y cambiando los pechos de la misma por uno de sus apéndices que no creo necesario explicaros cual era. Posteriormente pasó a ser monaguillo en la parroquia de su barrio y se vio tan bien con los hábitos que siempre que tenía ocasión cambiaba los pantalones por una falda, no por sentirse atraído por la cosa del travestismo sino por la sensación de libertad que le proporciona la falda. Expuesto esto podréis pensar que es una persona liberada pero lo cierto es que a pesar de haber vivido la transición y de acudir al desfile del orgullo gay primero de observador y más tarde de animador, por supuesto socio cultural, en su localidad es una persona respetada, como manda la tradición, entregada a su familia y a sus hijos.
Pero como todos sabemos la cabra siempre tira al monte y en una de esas huídas hacia adelante descubrió, por casualidad he de decir, que en el área de descanso situado en el kilómetro 348 de la A62 se podían encontrar escenas de la infancia de Rómulo y Remo con diferentes personajes y puestas en escena, es lo que tiene ir a comprar toallas a Portugal, si bien en aquella primera ocasión no tuvo el tiempo suficiente para interpretar los cinco actos de la obra, es decir acercamiento, tocamientos, exposición de argumentos, reparto de papeles, es decir quien hace de loba amamantadora y quien de Rómulo y/o Remo y finalmente la lactancia en sí misma, se quedó pensativo y aturdido, de forma y manera que cuando volvió al coche y retomó el camino hacia Vilar Formosa en busca de la apreciada felpa, comenzó el ritual que el Hermano Ginés le indicaba que hiciera después de ser amamantado es decir el rezo del rosario pero en esta ocasión cambió los misterios dolorosos inicialmente por los luminosos pero pensó que sería más acertado rezar los gloriosos ya que había encontrado el camino para poder desarrollar su verdadera vocación que no era otra que la de actuar, especialmente aquel papel que tan bien dominaba y que tantas veces había representado aunque últimamente había dejado en desuso, no por falta de ganas sino más bien por esa doble moral que siempre le había doblegado. Cuando acabó con el último misterio glorioso, la coronación de la Santísima Virgen, pensó que no tardaría en rezar los gozosos, a todo esto se vio con quince bolsas en la mano llenas de toallas, sábanas y el inevitable bronce que su esposa había comprado no sin sorprenderse de que el antiguo monaguillo no había dicho que no a ninguna de las compras propuestas por ella, hecho que achacó al maravilloso acto sexual que veinticinco noches antes habían compartido, por supuesto dentro de los cánones de la Santa Madre Iglesia, es decir subiendo levemente el camisón, a oscuras completamente, y en la única postura conocida como el misionero, propia en esta pareja tan religiosa.
De vuelta a su pueblo, Madarcos, cambió el acudir al rosario por la inspección de las carreteras colindantes en busca de de algún área de descanso como el de Fuentes de Oñoro, no tardó demasiado en llegar a la N-1, tres rosarios más tarde conoció el área de Aoslos y si bien es cierto que no tenía demasiadas puestas en escena, sólo una con un único espectador, le fue suficiente para poder evocar sus mejores actuaciones y hacer cierto el dicho “lo que bien se aprende tarde o nunca se olvida”, tras un par de torpes movimientos, en los que arañó con los dientes el prepucio del contrario, fluyó a su mente las indicaciones del hermano Ginés indicándole que la lengua servía para ayudar a bombear y para rodear todo el “miembro” , que es la forma correcta de llamar a la polla, y a modo de flashback fue poniendo en práctica todas esas indicaciones ante el asombro del que hacía de loba que, al principio dudó de que aquello llegara a buen puerto, pero que duró menos que un caramelo a la puerta de un colegio porque realmente Rómulo o Remo había sido educado con gran acierto y disciplina. Una vez recompuesto y con el sabor del trabajo bien hecho comenzó con los misterios gozosos mientras se dirigía hacia su casa.
Actualmente se le puede ver actuar los martes y jueves en Aoslos y, por motivos de trabajo, en salidas a provincias siendo sus teatros preferidos Calatayud, SA Rafael y en verano en Oiartzun. Por supuesto ha ampliado su repertorio interpretando todo tipo de obras pero sin olvidar aquella que le llevo al estrellato “La fundación de Roma”, actualmente se define como un actor de usos múltiples y seguro que alguno le conoce y ha leído algún relato en esta web.

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