Muchas veces he intentado entender porqué cuando estamos en un área de descanso y aparece la Guardia Civil nos ponemos nerviosos e intentamos salir pitando de allí, nótese que he utilizado la primera persona del plural porque a mí también me ha pasado a veces. Quizá sea porque pensamos que estamos haciendo algo malo, ¿es malo intentar conocer gente para echar un polvo? Es una práctica normal en aquellos lugares socialmente adecuados, o que se entiende por socialmente adecuados, así por ejemplo si estamos en un bar y notamos que puede haber tema con un parroquiano y aparece la Guardia Civil no nos ponemos nerviosos ni intentamos salir de allí, es algo que se considera posible y normal, seguimos con los intentos de contacto y, si es fructífero, salimos de allí para echar el polvo de rigor. No es así en las áreas de descanso, cuando aparece la autoridad competente parece que nos entra el complejo de culpa a modo de ratero que está pillando en los grandes almacenes y siente que le han pillado metiéndose en el bolsillo la mercancía, hay gente que comienza a sudar e intenta, infructuosamente, despistar notándose aún más lo que andaba haciendo por allí. Esa forma de buscar la ruta más corta hacia el coche esquivando la ruta de las autoridades, realmente la aparición de la Guardia Civil, en la mayoría de los casos, es el mejor remedio contra la libido elevada.
Conocedores de esto parece que hay una cruzada para eliminar a los que van a las áreas de descanso a algo más que descansar. Como he comentado en alguna ocasión mucha culpa es nuestra ya que muchas veces nos hemos pasado de vueltas creyendo que además de ser para descansar llevaban la cama incluida, pero la pregunta del millón es si nos pueden decir algo pro estar descansando en las áreas, obviamente no son gilipollas y saben perfectamente a lo que andamos, pero de saber a probar y de probar a poder hacer algo va un mundo. He comentado esto con mi amigo el guardia y ciertamente me ha dicho que no pueden hacer nada, que simplemente somos unas personas que estamos descansando, el problema es cuando ese descanso lleva incluido el intercambio de fluidos y, más aún, cuando no nos cortamos de hacerlo en algún lugar poco privado. Con estos datos el otro día paré en el área de Villalmanzo, ya he hablado de el en alguna ocasión, me gusta para ahí porque no es demasiado populoso, sólo éramos tres personas, e invita a la conversación. Pues estábamos en intentar conversar, con unos más que con otros, porque ya sabéis que el interés por las personas no siempre es el mismo, pues bien estábamos en relacionarnos verbalmente, yo intentándolo con uno pero otro estaba por la labor de no permitir el diálogo sino más bien por la terapia de grupo, cosa que no es desagradable pero cuando todos los integrantes del grupo tienen al menos un punto en común, en el caso que nos ocupa la correspondencia era unívoca, de él hacia nosotros, pero, a pesar de que las señales que le enviábamos eran claras, el no se daba por enterado, comprendo que su entrepierna le guiaba y que, al parecer, llevaba allí un buen rato, con lo que la ansiedad le nublaba el raciocinio y le impedía entender las señales. Bueno, estábamos comenzando una conversación normal, típica diría yo, el tiempo, el calor, el cansancio, el aburrimiento, este último es muy utilizado para indicar el estado del contertulio, tantas horas solo sin hablar, vamos lo que viene siendo la conversación de entrada que, en un contexto normalizado, desemboca igual que el Ebro en Tortosa inevitablemente, en un polvo o en un tocamiento, que muchas veces es en lo que quedan estos escarceos. Nosotros intentando comunicarnos, el otro como un satélite rondando y de repente aparece la guardia Civil. Mi contertulio y yo continuamos con nuestra conversación, obviamente miramos de reojo a la pareja, no por el interés de su estado físico que, para qué negarlo, era mejor de uno que de otro, sino por la maniobra que harían. Nuestro satélite particular pasó de nuestra órbita a un eclipse total, desapareció, no me preguntéis bien cómo ni por donde pero en el tiempo que transcurre en mirar a la pareja de guardias y volver a ubicarle no estaba ni él ni su coche. Los guardias, educados como siempre, pararon y se dirigieron hacia nosotros, yo ya me vi sacando todos los papeles, los discos del tacómetro y pensando si lo tenía todo en regla, vamos lo normal cada vez que un guardia me dice buenos días, pero no fue así, tanto yo como mi contertulio estábamos muy tranquilos y cuando el guardia nos dijo buenos días nos mostramos impasibles, no nos pidieron nada, cosa rara, se dieron una vuelta, entraron en el coche, nosotros continuamos la conversación que habíamos empezado y concluimos en quedar un poco más adelante para concretar más sobre nuestra personalidad. Últimamente aparece mucho la Guardia Civil por las áreas de descanso, reconozco que alguna vez me he puesto nervioso, ahora me he dado cuenta que no hago nada malo y que realmente lo hacen por nuestra seguridad, que se note el peloteo jajaja, que lo principal es saber que no hay nada de malo en entablar una conversación con otras personas, que si está mal ponerse a follar allí mismo, porque puedes molestar a otros, cosa normal, pero que no hay que pensar que si usamos las áreas de descanso para descansar y entablar una conversación en ruta nos pueden meter un paquete porqué realmente para eso están ¿no?
Conocedores de esto parece que hay una cruzada para eliminar a los que van a las áreas de descanso a algo más que descansar. Como he comentado en alguna ocasión mucha culpa es nuestra ya que muchas veces nos hemos pasado de vueltas creyendo que además de ser para descansar llevaban la cama incluida, pero la pregunta del millón es si nos pueden decir algo pro estar descansando en las áreas, obviamente no son gilipollas y saben perfectamente a lo que andamos, pero de saber a probar y de probar a poder hacer algo va un mundo. He comentado esto con mi amigo el guardia y ciertamente me ha dicho que no pueden hacer nada, que simplemente somos unas personas que estamos descansando, el problema es cuando ese descanso lleva incluido el intercambio de fluidos y, más aún, cuando no nos cortamos de hacerlo en algún lugar poco privado. Con estos datos el otro día paré en el área de Villalmanzo, ya he hablado de el en alguna ocasión, me gusta para ahí porque no es demasiado populoso, sólo éramos tres personas, e invita a la conversación. Pues estábamos en intentar conversar, con unos más que con otros, porque ya sabéis que el interés por las personas no siempre es el mismo, pues bien estábamos en relacionarnos verbalmente, yo intentándolo con uno pero otro estaba por la labor de no permitir el diálogo sino más bien por la terapia de grupo, cosa que no es desagradable pero cuando todos los integrantes del grupo tienen al menos un punto en común, en el caso que nos ocupa la correspondencia era unívoca, de él hacia nosotros, pero, a pesar de que las señales que le enviábamos eran claras, el no se daba por enterado, comprendo que su entrepierna le guiaba y que, al parecer, llevaba allí un buen rato, con lo que la ansiedad le nublaba el raciocinio y le impedía entender las señales. Bueno, estábamos comenzando una conversación normal, típica diría yo, el tiempo, el calor, el cansancio, el aburrimiento, este último es muy utilizado para indicar el estado del contertulio, tantas horas solo sin hablar, vamos lo que viene siendo la conversación de entrada que, en un contexto normalizado, desemboca igual que el Ebro en Tortosa inevitablemente, en un polvo o en un tocamiento, que muchas veces es en lo que quedan estos escarceos. Nosotros intentando comunicarnos, el otro como un satélite rondando y de repente aparece la guardia Civil. Mi contertulio y yo continuamos con nuestra conversación, obviamente miramos de reojo a la pareja, no por el interés de su estado físico que, para qué negarlo, era mejor de uno que de otro, sino por la maniobra que harían. Nuestro satélite particular pasó de nuestra órbita a un eclipse total, desapareció, no me preguntéis bien cómo ni por donde pero en el tiempo que transcurre en mirar a la pareja de guardias y volver a ubicarle no estaba ni él ni su coche. Los guardias, educados como siempre, pararon y se dirigieron hacia nosotros, yo ya me vi sacando todos los papeles, los discos del tacómetro y pensando si lo tenía todo en regla, vamos lo normal cada vez que un guardia me dice buenos días, pero no fue así, tanto yo como mi contertulio estábamos muy tranquilos y cuando el guardia nos dijo buenos días nos mostramos impasibles, no nos pidieron nada, cosa rara, se dieron una vuelta, entraron en el coche, nosotros continuamos la conversación que habíamos empezado y concluimos en quedar un poco más adelante para concretar más sobre nuestra personalidad. Últimamente aparece mucho la Guardia Civil por las áreas de descanso, reconozco que alguna vez me he puesto nervioso, ahora me he dado cuenta que no hago nada malo y que realmente lo hacen por nuestra seguridad, que se note el peloteo jajaja, que lo principal es saber que no hay nada de malo en entablar una conversación con otras personas, que si está mal ponerse a follar allí mismo, porque puedes molestar a otros, cosa normal, pero que no hay que pensar que si usamos las áreas de descanso para descansar y entablar una conversación en ruta nos pueden meter un paquete porqué realmente para eso están ¿no?
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