Siempre fue un hombre ligado a la religión, en su mente están recuerdos de su etapa escolar en que aprendió lo que quería decir el hermano Ginés, profesor de latín, cuando explicaba que la leyenda decía que roma fue fundada por Rómulo y Remo que fueron amamantados por una loba, y que llevó a su máxima expresión cuando intentaba hacer lo mismo con algunos alumnos siendo él la loba y cambiando los pechos de la misma por uno de sus apéndices que no creo necesario explicaros cual era. Posteriormente pasó a ser monaguillo en la parroquia de su barrio y se vio tan bien con los hábitos que siempre que tenía ocasión cambiaba los pantalones por una falda, no por sentirse atraído por la cosa del travestismo sino por la sensación de libertad que le proporciona la falda. Expuesto esto podréis pensar que es una persona liberada pero lo cierto es que a pesar de haber vivido la transición y de acudir al desfile del orgullo gay primero de observador y más tarde de animador, por supuesto socio cultural, en su localidad es una persona respetada, como manda la tradición, entregada a su familia y a sus hijos.
Pero como todos sabemos la cabra siempre tira al monte y en una de esas huídas hacia adelante descubrió, por casualidad he de decir, que en el área de descanso situado en el kilómetro 348 de la A62 se podían encontrar escenas de la infancia de Rómulo y Remo con diferentes personajes y puestas en escena, es lo que tiene ir a comprar toallas a Portugal, si bien en aquella primera ocasión no tuvo el tiempo suficiente para interpretar los cinco actos de la obra, es decir acercamiento, tocamientos, exposición de argumentos, reparto de papeles, es decir quien hace de loba amamantadora y quien de Rómulo y/o Remo y finalmente la lactancia en sí misma, se quedó pensativo y aturdido, de forma y manera que cuando volvió al coche y retomó el camino hacia Vilar Formosa en busca de la apreciada felpa, comenzó el ritual que el Hermano Ginés le indicaba que hiciera después de ser amamantado es decir el rezo del rosario pero en esta ocasión cambió los misterios dolorosos inicialmente por los luminosos pero pensó que sería más acertado rezar los gloriosos ya que había encontrado el camino para poder desarrollar su verdadera vocación que no era otra que la de actuar, especialmente aquel papel que tan bien dominaba y que tantas veces había representado aunque últimamente había dejado en desuso, no por falta de ganas sino más bien por esa doble moral que siempre le había doblegado. Cuando acabó con el último misterio glorioso, la coronación de la Santísima Virgen, pensó que no tardaría en rezar los gozosos, a todo esto se vio con quince bolsas en la mano llenas de toallas, sábanas y el inevitable bronce que su esposa había comprado no sin sorprenderse de que el antiguo monaguillo no había dicho que no a ninguna de las compras propuestas por ella, hecho que achacó al maravilloso acto sexual que veinticinco noches antes habían compartido, por supuesto dentro de los cánones de la Santa Madre Iglesia, es decir subiendo levemente el camisón, a oscuras completamente, y en la única postura conocida como el misionero, propia en esta pareja tan religiosa.
De vuelta a su pueblo, Madarcos, cambió el acudir al rosario por la inspección de las carreteras colindantes en busca de de algún área de descanso como el de Fuentes de Oñoro, no tardó demasiado en llegar a la N-1, tres rosarios más tarde conoció el área de Aoslos y si bien es cierto que no tenía demasiadas puestas en escena, sólo una con un único espectador, le fue suficiente para poder evocar sus mejores actuaciones y hacer cierto el dicho “lo que bien se aprende tarde o nunca se olvida”, tras un par de torpes movimientos, en los que arañó con los dientes el prepucio del contrario, fluyó a su mente las indicaciones del hermano Ginés indicándole que la lengua servía para ayudar a bombear y para rodear todo el “miembro” , que es la forma correcta de llamar a la polla, y a modo de flashback fue poniendo en práctica todas esas indicaciones ante el asombro del que hacía de loba que, al principio dudó de que aquello llegara a buen puerto, pero que duró menos que un caramelo a la puerta de un colegio porque realmente Rómulo o Remo había sido educado con gran acierto y disciplina. Una vez recompuesto y con el sabor del trabajo bien hecho comenzó con los misterios gozosos mientras se dirigía hacia su casa.
Actualmente se le puede ver actuar los martes y jueves en Aoslos y, por motivos de trabajo, en salidas a provincias siendo sus teatros preferidos Calatayud, SA Rafael y en verano en Oiartzun. Por supuesto ha ampliado su repertorio interpretando todo tipo de obras pero sin olvidar aquella que le llevo al estrellato “La fundación de Roma”, actualmente se define como un actor de usos múltiples y seguro que alguno le conoce y ha leído algún relato en esta web.
martes, 8 de junio de 2010
jueves, 4 de febrero de 2010
La ciudad siempre es la ciudad
En un lugar de la España rural, allí donde casi no pasa un coche y mucho menos un camión, donde para poder adquirir alimentos la forma más sencilla es ir al huerto o a la cuadra, vive nuestro protagonista de hoy, podemos llamarle Enrique siendo este nombre meramente indicativo y para nada aproximado a la realidad. Pues bien Enrique era un mozo de 42 años cuya vida había transcurrido entre aperos de labranza y fiestas populares, sabedor de sus inclinaciones sexuales sus relaciones físicas con otros seres humanos se habían ceñido a la Ángela, mujer no pública de la aldea de al lado, pero que había sido beneficiada por todos los paisanos de la comarca y a los intercambios de fluidos que realiza con mucha más asiduidad de la que él pensaba y menor de la que realmente deseaba, con el practicante que iba dos veces por semana a su casa para inyectar a su madre la medicina que la mantuvo con vida hasta hacía dos años. Su relación comenzó de una forma casual, como comienzan todas, cuando el practicante, en una de sus visitas semanales, le encontró saliendo de la ducha con una microtoalla que más que insinuar mostraba claramente aquello que Enrique siempre comparaba con la de los animales y creía que era pequeño, pero para el practicante era lo suficientemente grande y atractivo como para jugársela a un ligero manotazo que hizo que el trozo de tela cayese permitiéndole acudir a recogerlo y sin querer rozar lo que para Enrique era pequeño. De ese roce a los dos polvos por semana, alguno más en la época en que su madre empeoró, sólo transcurrió el tiempo necesario para que la sangre llenará el pene de Enrique dándole la suficiente tensión para que el practicante pudiese jugar con ella de la forma que él sabía.
Pero en el verano del año pasado llegaron unos modernos de la capital, demasiado modernos para casi todo el mundo, y Enrique estaba una tarde sentado en la fuente del pueblo cuando escuchó a dos de los modernos preguntarse si habría mucha distancia hasta el área de la autovía para hacer un poco de cruising. Dada la apariencia de los mozos Enrique intuyó que lo del cruising tenía algo que ver con lo que él hacía con el practicante y almacenó la palabra en su mente a fuego de forma que no se le olvidara. Desconocedor de su significado y motivado por las cada vez más espaciadas visitas del practicante siguiendo el consejo del maestro de la escuela pensó que la mejor forma de conocer el verdadero significado de la palabreja, que si algo sabía es que no provenía de la lengua de Cervantes, era acudir a un sitio de esos que tienen muchos libros y preguntarle al dependiente para que le indicara sobre cual era el que mejor información, y más detallada, tenía sobre la misma. Cierto es que en el pueblo estaba el ingeniero de montes que pasaba una vez por semana y, como persona culta, seguramente sabría el significado de la palabra, pero temiendo que preguntar por ello pudiera desvelar el verdadero motivo por el que dejo de salir con la Angelines, moza casadera del pueblo que estaba destinada a ser la madre de sus hijos mayormente por ser los dos los únicos casaderos del pueblo, decidió que ya que tenía que acudir a la capital para llevar los papeles de la subvención de la leche se acercaría a alguna tienda de libros para comprar uno sobre el tema.
El 25 de enero del presente a las siete treinta y cinco de la mañana subió Enrique con la carpeta de la subvención al autobús del Alsa con destino a la capital, tras dos horas y media de viaje llegó a su destino. Tras el café de rigor en el bar de la estación de autobuses se dirigió hacia la sección dos de la consejería de agricultura y ganadería, sita en una céntrica calle justamente enfrente de ese centro comercial que tiene las letras verdes y que tanto sale en la televisión. Entró en la susodicha sección dos y entregó los papeles de la subvención entregándole un maromo con una boca llena de dientes la correspondiente copia sellada de la misma. La primera parte del viaje estaba correctamente finalizada, en ese momento se dio cuenta que en siempre le habían dicho que en El Corte Inglés tenían de todo así que qué mejor lugar para preguntar por un libro sobre cruising, pensado y hecho, entró al centro comercial y justamente a la derecha se encontraba el departamento de librería donde se encontró con dos amables señoritas y un trajeado mancebo, no de farmacia precisamente, de unos treinta y muchos. Pensando que no le conocía y que nunca le iba a volver a ver se armó de valor, aunque no necesitaba mucho ya que era mayor su curiosidad, y se dirigió al trajeado empleado de El Corte inglés, sección librería y tras el saludo de cortesía le preguntó si tenían algún libro que explicase o tratase el tema del cruising. El empleado, todo un profesional que había realizado con destacada pericia todos los cursos impartidos por la empresa de trato al cliente y de cómo siempre había que satisfacer al mismo, sin inmutarse y con una sonrisa propia de un anuncio de almorranas tras la aplicación de la correspondiente crema le dijo a Enrique: “ Es tan amable de seguirme”. Enrique, aliviado por los conocimientos que los empleados tienen sobre estos temas modernos, sonrió y siguió al trajeado empleado. Sorprendentemente se alejaban de la sección de librería y Enrique pensó que estaría en alguna otra sección más específica que tratase temas más actuales. Se dirigieron al ascensor y el empleado presionó la tecla del tercer piso, la ascensión se vio envuelta por la tensión provocada por el desconocimiento de Enrique primero de hacia dónde se dirigían y en segundo lugar por la ansiedad de conocimiento. Ding Dong Tercera planta, se abren las puertas del ascensor y aparece la planta de Señoras, marujas en plenas rebajas a la búsqueda de saldos, el empleado, con la misma sonrisa que tenía desde el primer momento le indicó amablemente que le siguiera. Pasaron por las marcas de moda, por los abrigos, las gabardinas un cacho de zapatería y finalmente llegaron a los servicios siendo en eso momento cuando el empleado trajeado perfectamente preparado en técnicas de atención al cliente le indica que lo único que tienen en El Corte Inglés sobre cruising se encuentra en el interior del aseo de caballeros. Sorprendido Enrique, le da las gracias y, como es sabido que la curiosidad mató al gato, se dispone a entrar al aseo de caballeros de la plante de señoras de El Corte Inglés de la capital, tras traspasar las dos puertas de rigor, cosa que a día de hoy no ha entendido muy bien el porqué hay dos puertas para entrar al aseo, apareció ante él el aseo típico de esa cadena comercial, porque realmente parecen todos hechos a escuadra y cartabón, y al fondo, en donde se encuentran siempre los urinarios estaba un paisano orinando que al verle entrar se separó de la pared dejando a la vista de Enrique una hermosa polla. Lo que sucedió después digamos que fue cosa del instinto. Cierto es que no sabe aún muy bien que significa cruising, pero de momento sabe que tiene algo que ver con lo que él hacía, hace, con el practicante, sólo que en una forma más de ciudad. Por supuesto no obtuvo la suficiente confianza para preguntarle al dueño de la polla que le ayudó a entender mínimamente lo que significa cruising ya que tras el tremendo polvo que se echaron la polla, perdón el dueño de la polla, salió a la velocidad de la luz ya que le estaba esperando su esposa.
Pero en el verano del año pasado llegaron unos modernos de la capital, demasiado modernos para casi todo el mundo, y Enrique estaba una tarde sentado en la fuente del pueblo cuando escuchó a dos de los modernos preguntarse si habría mucha distancia hasta el área de la autovía para hacer un poco de cruising. Dada la apariencia de los mozos Enrique intuyó que lo del cruising tenía algo que ver con lo que él hacía con el practicante y almacenó la palabra en su mente a fuego de forma que no se le olvidara. Desconocedor de su significado y motivado por las cada vez más espaciadas visitas del practicante siguiendo el consejo del maestro de la escuela pensó que la mejor forma de conocer el verdadero significado de la palabreja, que si algo sabía es que no provenía de la lengua de Cervantes, era acudir a un sitio de esos que tienen muchos libros y preguntarle al dependiente para que le indicara sobre cual era el que mejor información, y más detallada, tenía sobre la misma. Cierto es que en el pueblo estaba el ingeniero de montes que pasaba una vez por semana y, como persona culta, seguramente sabría el significado de la palabra, pero temiendo que preguntar por ello pudiera desvelar el verdadero motivo por el que dejo de salir con la Angelines, moza casadera del pueblo que estaba destinada a ser la madre de sus hijos mayormente por ser los dos los únicos casaderos del pueblo, decidió que ya que tenía que acudir a la capital para llevar los papeles de la subvención de la leche se acercaría a alguna tienda de libros para comprar uno sobre el tema.
El 25 de enero del presente a las siete treinta y cinco de la mañana subió Enrique con la carpeta de la subvención al autobús del Alsa con destino a la capital, tras dos horas y media de viaje llegó a su destino. Tras el café de rigor en el bar de la estación de autobuses se dirigió hacia la sección dos de la consejería de agricultura y ganadería, sita en una céntrica calle justamente enfrente de ese centro comercial que tiene las letras verdes y que tanto sale en la televisión. Entró en la susodicha sección dos y entregó los papeles de la subvención entregándole un maromo con una boca llena de dientes la correspondiente copia sellada de la misma. La primera parte del viaje estaba correctamente finalizada, en ese momento se dio cuenta que en siempre le habían dicho que en El Corte Inglés tenían de todo así que qué mejor lugar para preguntar por un libro sobre cruising, pensado y hecho, entró al centro comercial y justamente a la derecha se encontraba el departamento de librería donde se encontró con dos amables señoritas y un trajeado mancebo, no de farmacia precisamente, de unos treinta y muchos. Pensando que no le conocía y que nunca le iba a volver a ver se armó de valor, aunque no necesitaba mucho ya que era mayor su curiosidad, y se dirigió al trajeado empleado de El Corte inglés, sección librería y tras el saludo de cortesía le preguntó si tenían algún libro que explicase o tratase el tema del cruising. El empleado, todo un profesional que había realizado con destacada pericia todos los cursos impartidos por la empresa de trato al cliente y de cómo siempre había que satisfacer al mismo, sin inmutarse y con una sonrisa propia de un anuncio de almorranas tras la aplicación de la correspondiente crema le dijo a Enrique: “ Es tan amable de seguirme”. Enrique, aliviado por los conocimientos que los empleados tienen sobre estos temas modernos, sonrió y siguió al trajeado empleado. Sorprendentemente se alejaban de la sección de librería y Enrique pensó que estaría en alguna otra sección más específica que tratase temas más actuales. Se dirigieron al ascensor y el empleado presionó la tecla del tercer piso, la ascensión se vio envuelta por la tensión provocada por el desconocimiento de Enrique primero de hacia dónde se dirigían y en segundo lugar por la ansiedad de conocimiento. Ding Dong Tercera planta, se abren las puertas del ascensor y aparece la planta de Señoras, marujas en plenas rebajas a la búsqueda de saldos, el empleado, con la misma sonrisa que tenía desde el primer momento le indicó amablemente que le siguiera. Pasaron por las marcas de moda, por los abrigos, las gabardinas un cacho de zapatería y finalmente llegaron a los servicios siendo en eso momento cuando el empleado trajeado perfectamente preparado en técnicas de atención al cliente le indica que lo único que tienen en El Corte Inglés sobre cruising se encuentra en el interior del aseo de caballeros. Sorprendido Enrique, le da las gracias y, como es sabido que la curiosidad mató al gato, se dispone a entrar al aseo de caballeros de la plante de señoras de El Corte Inglés de la capital, tras traspasar las dos puertas de rigor, cosa que a día de hoy no ha entendido muy bien el porqué hay dos puertas para entrar al aseo, apareció ante él el aseo típico de esa cadena comercial, porque realmente parecen todos hechos a escuadra y cartabón, y al fondo, en donde se encuentran siempre los urinarios estaba un paisano orinando que al verle entrar se separó de la pared dejando a la vista de Enrique una hermosa polla. Lo que sucedió después digamos que fue cosa del instinto. Cierto es que no sabe aún muy bien que significa cruising, pero de momento sabe que tiene algo que ver con lo que él hacía, hace, con el practicante, sólo que en una forma más de ciudad. Por supuesto no obtuvo la suficiente confianza para preguntarle al dueño de la polla que le ayudó a entender mínimamente lo que significa cruising ya que tras el tremendo polvo que se echaron la polla, perdón el dueño de la polla, salió a la velocidad de la luz ya que le estaba esperando su esposa.
miércoles, 23 de diciembre de 2009
¿Cruissing sostenible?
Un año más el gordo de la lotería de Navidad no se ha acordado de mí, así que deberé consolarme con lo de la salud. Yo creo que el rollito de la salud está dentro de la sostenibilidad de la lotería. La sostenibilidad está de moda en economía, en energía en casi todos los campos sociales así que me he preguntado yo ¿Se podrá aplicar el término sostenible a la cosa esta del cruissing? Y tras rumiar durante un buen rato el tema he llegado a algunas conclusiones las cuales quiero haceros partícipes. Sin más dilación paso a exponeros la primera de mis inquietudes. El cruissing es sostenible en temas de contaminación en las zonas urbanas, aquellas a las que se puede acceder en medios de transporte públicos o a pie, incluso en bicicleta ya que algunas zonas están estratégicamente coladas a la vera del carril bici, siempre pensé que el concejal de urbanismo de turno era solidario con nosotros facilitándonos las cosas, de esta forma las emisiones de CO2 están dentro de unos límites razonables. Ya cuando nos planteamos tener que coger el coche para ir a esas otras zonas alejadas en áreas de descanso, descampados, playas o parajes naturales la cosa va mal. La cantidad de combustible fósil que utilizamos es mala para el medio ambiente, buena para el estado por la cosa de los impuestos y para las petroleras, pero para la capa de ozono peor que las emisiones de metano de la cabaña vacuna de la India. Eso si tomamos en consideración lo que es el desplazamiento, si a eso le sumamos los kilómetros que hacemos dentro de esas zonas en busca de……… no se muy bien que, o si mantenemos el motor en marcha para que la calefacción funcione en estos días de frío nos colocamos en unos niveles de sostenibilidad menores que lo que air comet puede valer en bolsa a día de hoy. Claro está que algunos, no conozco a ninguno pero seguro que alguno lee esto, dispone de un coche de esos que se llaman híbridos por lo que esta parte de mi discurso no le atañe en absoluto. En lo referente al parque de vehículos de gran tonelaje callaré para no levantar la liebre sobre el incumplimiento masivo de la normativa vigente en temas de emisión de gases que ya quisiéramos que fuesen parecidos a la emisión de metano de la cabaña vacuna de la India, pelín de obsesión tengo hoy con la India. Una vez superada la fase de llegada analizo la fase de intercambio de fluídos, siempre he mantenido que el cruissing es bueno ya que siempre se dijo que quien mueve las piernas mueve el corazón y en este mundo sedentario hacer cualquier tipo de ejercicio siempre es positivo, así que andar mientras se contempla el panorama es positivo para tener una vida más saludable pero esto puede ayudar a elevar la esperanza de vida con lo que al morirnos más tarde aumentará la población mundial con los riesgos que eso tiene para el planeta, más residuos orgánicos, más gasto de energía, mayor cantidad de pago de pensiones, etc etc . Pero el verdadero problema le encontré al pensar en lo que el acto sexual conlleva. Si estimado lector el acto sexual homosexual es pésimo para el medio ambiente, quizá sea en este punto en el que la sociedad basa para decir que es antinatural, ¿intrigado? Pues es sencillo, si bien es cierto que la mayoría dominamos a la perfección nuestros esfínteres un tanto por ciento, que no tengo muy delimitado, tiene problemas para ello, bien sea por el nerviosismo propio del momento bien por la poca ejercitación del mismo o por la inexperiencia pero cierto es que la emisión de gases en las relaciones homosexuales supera a la de las relaciones heterosexuales llamadas normales debido a la penetración anal, el bombeo propio del acto en si insufla aire a presión en el recto del sujeto pasivo que, a no ser que tenga dominio de su esfínter, provoca una sensación de hinchazón a modo de neumático que al adoptar una posición de homo erecuts es aliviada de forma natural mediante el simple acto de expeler una ventosidad, que si fuese únicamente del aire introducido mediante el acto sexual no sería más que un mero cambio de contendor pero, y este es el verdadero problema, al entrar en contacto con el aparato digestivo, más concretamente con la parte final del mismo, se combina, iba a poner contamina pero era suponer que todos somos unos guarrillos que no utilizamos demasiado el papel higiénico y nada más lejos de mi intención, con los acólitos, heces milenarias que residen en las arrugas del intestino grueso, cambiando su composición por los gases propios de la descomposición mayormente metano que, al parecer, es muy perjudicial para el planeta. Esto en una relación heterosexual al uso, es decir pene vagina tracatrá, no sucede, el aire que es introducido en el tracatrá no sufre transformación alguna. Teniendo en cuenta que vivimos más años gracias al cruissing y que al parecer somos muchos más de los que creemos parece que la contaminación que producimos cuando practicamos sexo es muy elevada. Para esto no se me ocurre nada más que la masturbación ya que si bien en una primera fase pensé en la felación no tengo la seguridad de que los gases estomacales no sean nocivos para el medio ambiente y ante la duda lo mejor es no tentar al medio ambiente. También he recapacitado sobre el tema de mingitar al aire libre. De todos es conocido que la orina es el medio por el cual se eliminan multitud de toxinas que nuestro organismo no necesita, los riñones dejan nuestra sangre limpia como una patena pero la porquería que tenemos la eliminamos por la orina, así que mingitar en el campo es pasar a la tierra fértil multitud de elementos que pueden terminar por dejar el campo como el desierto del Sahara, y atando cabos me di cuenta del porque lugares como Vera o Maspalomas se han convertido en arenales el cruissing tiene la culpa. Es decir mear contra un árbol a la larga hará que el árbol muera, la tierra se convierta en arena y el proceso de absorver CO2 y expulsar Oxígeno desaparecería con lo que llegará un momento que no tendremos que respirar, bueno así no mearemos y nuestra esperanza de vida será nula, quien dijo que la naturaleza no era sabia. Pero quizá lo menos sostenible sea la generación de basuras, si chicos si el cruissing genera toneladas de desechos, unos orgánicos otros inorgánicos. Pensarlo primero la cantidad de colillas de la tensa espera, eso si fumas, si no fumas la cantidad de suela que dejamos siempre en la misma zona, y ya puestos los condones, los envases de los condones que todos rompemos alegremente y tiramos a la limón como si se tratasen de semillas, los pañuelos de papel, que parece que estamos en el cuento de garbancito y necesitamos encontrar el camino de vuelta y si usamos cremita entre la que se cae por los nervios y que cuando se acaba el bote le tiramos, total para que vale vacío, bueno depende del bote algunos valen para ……… ala imaginación que alguno está ya con el bote entre las piernas. Esto grosso modo indica la insostenibilidad del cruissing. Quizá las autoridades en vez de gastarse cantidades ingentes de dinero en seguridad deberían gastarlo en sostenibilidad, en vez de colocar complejos sistemas de vigilancia quizá podrían impartir algún taller de cómo dominar los esfínteres o entregarnos unos kit del crussing con pañuelos biodegradables y preservativos orgánicos y bolsitas sanitarias, y por supuesto en vez de cerrar los aseos poner más ya que algo está claro mear vamos a mear. Cuando las áreas de descanso parezcan secarrales no tendremos la culpa nosotros sino ellos que no se preocuparon de hacer sostenible algo que siempre ha existido y que existirá. Por cierto Feliz Navidad, aprovechar estos días para acudir a algún parque temático mientras estos estén abiertos, no os importen las colas que seguramente habrá, es lo que tienen las fiestas familiares que nos invitan a salir en busca de contacto humano, ya sabéis que la virtud del practicante del cruissing es la paciencia y, como ha quedado demostrado, el amor por el medio ambiente.
martes, 3 de noviembre de 2009
Conectamos con el área
No imaginaba aquél muchacho, cuyo máximo riesgo en su vida había consistido en tomarse un yogur desnatado caducado dos horas antes, que la decisión que acababa de tomar, después de haberla meditado y tras múltiples intentos fallidos a causa de su falta de decisión, después de haber leído sobre ello, de haber mantenido conversaciones a través de los chat, último refugio de su verdadera inclinación sexual, se convertiría en uno de los video más vistos de youtube. Cogió las llaves de su coche y emprendió camino hacia el área de descanso que tenía cerca de su casa y que, según todo lo conocido, era lo más parecido a Sodoma y Gomorra, es decir un lugar en el que iba a realizar todo aquello que durante sus 32 años había mantenido a resguardo en su cabeza. Bueno, como él no se puede mentir, sabía que en esos años había tenido algún contacto con algún hombre, pero sólo mamadas y pajas que eso entre hombres es algo normal, no contaba, quizá porque había conseguido eliminarlo de sus recuerdos , aquella vez en la despedida de soltero de su compañero de trabajo en la que después del espectáculo que aquella stripper les dio, a falta de dinero para irse de putas, acabó follando con Eduardo, el marica oficial de la cuadrilla, aquello fue por circunstancias obvias y fruto del alcohol, tal era su grado de alcohol en sangre que realmente no se quedó en su mente, salvo raras ocasiones en las que entraba a ese chat en el que todo parecía tan fácil pero que nunca había llegado a nada. Pero lo del área de descanso tenía un punto morboso que le atraía, y ese día, ese miércoles otoñal, era el día perfecto. Tres días de soledad en casa, no tenía que dar explicaciones, el desvío de llamada, joder que invento, le permitía contestar a la llamada de buenas noches sin que se supiera si estaba tirado en el sofá o en cualquier otro sitio, así que dicho y hecho, llaves de coche, caja de condones, que nunca se sabe, toallitas por si acaso y una sonrisa entre nerviosa y delatadora de que iba a hacer algo políticamente incorrecto, salió de casa y emprendió, a modo de peregrinación, camino hacia esa área de descanso del que todo el mundo habla tan bien, nadie, según ha podido leer, ha vuelto sin echar un polvo, así que él, a modo de carne fresca, le nombraría míster área por aquella tarde noche. Cuando vio la señal de área de descanso a 1000 metros, su corazón comenzó a palpitar más deprisa, cada metro su ritmo cardiaco crecía casi exponencialmente. Ni que decir tiene que al llegar y mirar a su alrededor y ver tanto coche aparcado no se lo podía creer, pensó en cuantos condones le quedaban en la caja por si acaso no tuviera suficiente o por si tuviese que limitar sus conquistas. Aparcó en el parking de camiones por parecerle más discreto y se dispuso a bajar del coche. En ese momento, a muchos kilómetros de allí, una voz dijo “Conectamos con el área”, y en el monitor aparecieron las imágenes del mismo área de descanso donde el que había follado con Eduardo estaba bajándose del coche. Las dos cámaras, una situada en medio del área, colgada de una farola que iluminaba el aparcamiento de camiones, y la otra enfocada a la entrada de los servicios, por llamar de alguna manera a la edificación que se situaba en una esquina, recogieron todo el paseo que se dio desde el coche hasta el servicio, medio nervioso, acojonado ante tanta gente que aparecía entre los matorrales del camino, que le escrutaban a modo de ofertón en el hipermercado. Realmente es de agradecer que al otro lado de las cámaras hubiese alguien que velase de la seguridad, no sólo de él sino de todos los allí presentes, aunque en realidad el vigilante disfrutaba más que en el Gran Hermano ya que aquí parecía que sabían, o no querían saber, que les estaba alguien vigilando. Poco a poco se fueron colocando alrededor del monitor más personas y comenzaron los cometarios típicos de quien va a follar con quien y hubo un amago de porra sobre quien acabaría con quien. Mientras tanto los recuerdos afloraron y apareció Eduardo en su cabeza, lo bien que lo había pasado y lo culpable que se había sentido, pero el desfile de habituales le fue trayendo al presente máxime cuando el desfile de penes no cesaba, a él le parecían todos diferentes aún cuando algunos pasaron dos o tres veces, así que se armó de valor y se lanzó a por el primero, en ese momento la cámara hizo zoom y en la pantalla apareció con una nitidez nada desdeñable su cara., por supuesto era por su seguridad, nada que ver con el morbo de ver a dos tíos ligando o algo parecido. Después del uno vino el dos, luego el tres y aunque dicen que no hay quinto malo no pudo comprobarlo porqué fue tal la entrega que acabó destrozado, con ese cansancio rico de haber follado bien. Y todo sin riesgos, como a él le gustaba, nadie conocido, nadie lo sabría vamos para repetirlo una vez a la semana. Al día siguiente, como todos los jueves, había quedado para tomar unas copas con la cuadrilla, como siempre estaba Eduardo, a diferencia de otros jueves, Eduardo le miraba con complicidad, esa complicidad que da el conocer algo sobre alguien que sabes perfectamente que el desconoce, y tras las típicas conversaciones y la típica partida de mus, al salir para ir a casa, Eduardo se acercó a él y le hizo entrega de un DVD diciéndole, “en el centro de control de cámaras a esa área de descanso le llaman el gayhermano”. (Historia ficticia basada en hechos posiblemente reales)
martes, 27 de octubre de 2009
Cuéntame un cuento
Había llegado allí porqué la situación era insostenible. Tras una tarde sentado delante del ordenador a modo de Pinocho ya que su apéndice, no precisamente el nasal, le crecía a medida que iba conversando con ….la pantalla de su ordenador. No sabía bien si era, al igual que Pinocho, por las mentiras que contaba o por la velocidad con que su cerebro procesaba lo que aparecía en la pantalla de su ordenador. Cuando había testeado a todos los nicks sugerentes del chat, e incluso a los que no le decían nada, comenzó con el cuento de la lechera, es decir, saldría de casa, se dirigiría a esa área que frecuentaba, llegaría, aparcaría y encontraría no uno ni dos sino tres maravillosos machos con los que haría todo aquello que había visto en la película que disfrutó después de comer. Con esta idea en la cabeza se dispuso a vestirse con aquellas ropas que él creía, como la ratita presumida, que más paquete le marcaban, mejor culo le hacía y más disimulaban su incipiente barriga cervecera producto de su abandono físico y escaso culto al cuerpo, más que fuese por salud. Así creyéndose ser el cisne que aparece tras horas de sentirse el patito feo se dispuso a bajar al garaje para sacar su maravilloso coche último modelo adquirido mediante renting por la empresa en la que trabaja, obviamente este dato no es indispensable compartir con nadie ya que lo importante, según él pensaba, es la apariencia y ese coche indicaba cuán triunfador era de esta forma no se sentiría la cenicienta del área de descanso. Sin necesidad de seguir los garbanzos que hubiera dejado a lo largo de la ruta hacia el área de descanso, tal y como hizo Garbanzito en el bosque, ya que disponía de un navegador de última generación dispuesto en el salpicadero en un lugar destacado a la vista desde muchos ángulos del exterior, abonado en doce cómodas cuotas sin intereses en esos grandes almacenes que todos conocemos, se dirigió hacia las afueras de la ciudad mientras, al igual que la lechera, ya creía que le estaban esperando en fila, numerados y en perfecto estado de revista una cuadrilla de hombres que asenderearían todas sus necesidades. Durante el trayecto se le iba dibujando una sonrisa propia de aquellas personas que se dirigen hacia el país de Nunca jamás que tan bien nos mostró Peter Pan. Ni Mary Poppins hubiese hecho acto de presencia con tanto glamour, caía la noche y sus maravillosos faros de xenón alumbraban el aparcamiento del área de descanso con una intensidad propia del faro de Alejandría en busca, primero, de un lugar donde aparcar y, después, en busca de la escuadrilla de machos que le estaban esperando. Metro a metro se fue dando cuenta que el aparcamiento estaba completamente a su servicio, todas las plazas vacías, no se habían enterado que él iba a llegar o quizá, siendo esta la más acertada, el flautista de Hamelín había pasado y encantando al escuadrón lo había sacado de allí, así que a modo de Blancanieves cerró sus ojos a la espera de que apareciera su príncipe que, no precisamente besándole, le despertará. Abatió el respaldo del asiento e intentó encontrar una postura que le permitiera relajarse y aguantar la espera, que pensaba sería corta ya que en esa área de descanso siembre había una población flotante alta, pero en la búsqueda de esa postura ideal algo le incomodaba, se sentía como la princesa y el guisante ya que por más que miraba que podía ser lo que le molestaba no veía nada, hasta que finalmente encontró un trozo de papel con un número de teléfono que estaba entre el respaldo y el asiento y que al abatir se había movido hacia la parte central del mismo, claro que con esos calzoncillos de casi seda y esos pantalones que tan buen culo le marcaba, notaba el contraste entre el cuero del asiento y la rigidez del papel y le molestaba, máxime cuando la tensión que tenía acumulada en la parte delantera había desaparecido ante la soledad del lugar al que con tantas esperanzas había llegado. Tras mirar en su pda a quien correspondía el número y ver que no le había guardado pensó que correspondía a alguien que no era importante, así que bajó la ventanilla y lo tiró fuera. En ese momento se dio cuenta que entraba al área de descanso un coche, se incorporó y retomó su vaquería pero ya en la fase de industrialización de los quesos. El coche aparcó a escasos metros de él, era un modelo antiguo, de los que tienen la matrícula sin letra, pero que no era un clásico ya que ni el plan renove lo aceptaría, se abrió la puerta y bajo un muchacho en chándal y con zapatos, algo que a priori le escandalizó. Paseó por delante de su coche mientras encendía un cigarro. Unos minutos más tarde, y a la vista que no llegaba nadie más, nuestro protagonista decidió salir de coche, y acercarse hacia el chándal con zapatos. Tras la típica conversación de Hola, que tal, buena noche, donde vas y demás, decidieron alejarse del área de descanso hacia un lugar que el chandalero conocía que era más discreto. Tras una sesión de ejercicios, y no precisamente espirituales, en los que había descubierto lo que se escondía bajo el chándal, y más acertadamente las artes que el dueño tenía superando a cualquier promesa que le hubiesen hecho aquella tarde mediante el ordenador, en ese momento en que uno fumaba el cigarro y el otro pensaba que el hábito no hace al monje, mientras se ponía los calzoncillos casi de seda comenzaron a hablar y nuestro protagonista le dio su número de teléfono a lo que el otro contestó que el suyo ya lo tenía, que se lo había dado hacía unos meses cuando, por motivos de tiempo, se habían hecho un servicio rápido en ese mismo área de descanso de madrugada y que al no haberlo llamado pensó que pasaba de él, de todas formas le dio el número, y mientras iba cantando las cifras a modo de niño de San Ildefonso, nuestro protagonista se daba cuenta que era el mismo número que había en el papel que había tirado hacía una hora y media que no le dejaba estar cómodo...
viernes, 16 de octubre de 2009
Pasatiempo
Muchas veces cuando paro de nuevo en un área de descanso o en alguno de los sitios que hay a lo largo de la geografía mientras descanso, forma políticamente correcta de llamar al periodo de espera que todos empleamos al llegar a un parque temático a la espera de algún ítem interesante, juego a los siete errores, intento recordar la última vez que estuve allí y comparo lo que recuerdo con lo que veo en ese momento. Es un ejercicio bastante entretenido y sirve para prevenir los fallos de memoria, que ha ciertas edades comienzan a aparecer. Imaginemos un área de descanso cualquiera la que acudamos con cierta frecuencia, seguro que tenemos un sitio preferido para aparcar, bien por qué es más discreto bien por qué se ve mejor lo que ocurre en el área bien por qué creemos que desde ese lugar se ve primero al que llega y creemos que eso nos da ventaja, ya sabéis salir del coche para estar en el punto exacto en el momento determinado, pues bien desde ese punto la vista del área siempre es la misma, los árboles, si los hubiera, las zonas de aparcamiento, el edificio con los aseos que más bien debiéramos decir la taquilla porqué a veces hay cola como en el cine otras simplemente hay los justos, dos para que más, pero que es visita obligada en toda área de descanso que se precie y que disponga de estas instalaciones. Por deformación se tiende a buscar un lugar en el que se vea la zona donde paran los camiones, creerme que se nota mucho al entrar a un área de descanso las personas que están aparcadas al acecho de los transportistas, cuando entras parece que se les encienden todos los radares y despiertan del letargo producido por la espera, con el buen tiempo pueden estar paseando, pero con la llegada del otoño cuando aparece un vehículo pesado no sopesan el frío que pueda hacer y salen raudos. Pues como los demás yo también tengo un lugar preferido en las áreas que paro, así que una vez estacionado, tras la visual de turno y si no hay algo que me llama la atención, en ese periodo de espera comparo la vista con lo que recuerdo de las visitas anteriores. Ves que se ha deteriorado la taquilla, porqué fomento no realiza muchas mejoras en las áreas de descanso y en las de nueva construcción ya ni se molesta en construir taquillas ni siquiera en colocar árboles, así que en caso de necesidad fisiológica te las has de apañar como puedas, cierto es que mingitar al aire libre tiene su punto, sobre todo por la cantidad de amistades que se pueden hacer durante y después de ello, pero el concepto de privacidad deja mucho que desear. Pero bueno estábamos en buscar errores, a veces ves una pintada nueva que te llama la atención, ves como alguien ha cambiado de número de teléfono y ha borrado el anterior que había escrito o algún nuevo intento de contacto del tipo “Pepe, 34 wapo 11-13 todos los días”, estos son errores menores además no soy capaz de recordar todas las pintadas que veo, mi capacidad es limitada. Las diferencias importantes que busco se refieren a la gente, por norma general en las áreas habituales se encuentra casi siempre gente incluida en el paisaje, es este tipo de diferencias las que busco, ves al repartidor de congelados que parece que pasa siempre a la misma hora que paras tu, al comercial que está llamando por teléfono mientras analiza a la gente que está en el área, al que pasaba por allí y está como alma en pena buscando consuelo con un umbral de tolerancia escaso ya que lo que quiere realmente es aliviarse para continuar viaje, al compañero que has jodido porqué estaba a punto de entablar conversación con el de la grúa y luego los que, por culpa de la crisis, pasan el tiempo en el área porque follando las penas son menos penas. Grosso modo está es la escena del área habitual. Ahora, gracias a la publicidad que algunos sitios han recibido, se puede decir que el riesgo de tirarle los trastos a un compañero en estos áreas y ser rechazado es pequeño e incluso nulo ya que, al ser por todos conocido que estas áreas son verdaderos parques temáticos, los que no son amantes de ello paran en algún bar antes o después de los mismos por lo que los que paramos en estas áreas somos verdaderos forofos del tema. Algunos, la mayoría, por eso de que no se conozca su condición, paran en los bares que se encuentran antes o después, pasando a convertirse estos en salas de espera ya que últimamente se dan situaciones que hace poco tiempo eran impensables tales como entablar conversación que deriva en eyaculación asistida con compañeros en estos bares ya que el instinto es el mismo pero al temer ser señalados por parar en esos áreas buscan evasión en las zonas políticamente correctas. Así que ahora los bares de carretera que están cercanos a los parques temáticos se están convirtiendo en sucursales. Seguramente ya lo habréis notado, esos sitios habitúales están carentes de conductores de vehículos pesados, incluso aquellos que era habituales ahora son esporádicos, casi siempre cuando la noche ha aparecido y no se les puede distinguir desde la carretera. Así que ahora el ir de cruissing se ha convertido en ir de cañas, pero ya sabéis sin alcohol que luego te hacen soplar y sale muy caro, claro que si has sudado es posible que hayas eliminado lo que has bebido.
sábado, 4 de julio de 2009
Día del Orgullo
¿Qué hace que sepamos que alguien está en ese lugar a lo mismo que nosotros? Está cuestión siempre me costó contestarla, quizá sea la experiencia, que dicen que es un grado, o la intuición, ya sabemos lo que se dice que tenemos un sexto sentido para localizar a los colegas que entienden entre la multitud, pero en cualquier caso el miedo a meter la pata nos coloca casi siempre en una situación de duda que, salvo excepciones evidente, termina en la frustración. Muchas veces nos encontramos en un parque temático, de los que todos sabemos de sobra ya su localización, y nos sentimos atraídos, más que sea momentáneamente por un paisano que se ha bajado del coche y, sin saber muy bien porqué ya que no le ha dado tiempo a hacer nada, sabemos, con un margen de error pequeño, que acaba de parar en busca de los mismo que nosotros que estamos allí desde hace un buen rato. Pero aún con la certeza nos da pavor meter la pata y esperamos a que nos dé una señal clara de su postura y aún así tememos el rechazo, cuan baja tenemos la autoestima que nos impide entablar una conversación con alguien. Seguro que muchos estáis pensando en la cantidad de veces que por miedo al rechazo habéis dejado de probar suerte con alguien enmascarándolo de duda cuando realmente era inseguridad.
Hoy, como cada sábado posterior al 28 de Junio, se celebra en día del orgullo gay, que se celebra para instar a la tolerancia e igualdad de los homosexuales, bisexuales y transexuales hecho este que me parece perfecto y digno de todo mi apoyo pero creo, quizá equivocadamente, que somos nosotros los primeros en promocionar las diferencias con los demás. Creo que legislar a favor de la igualdad es algo positivo y que ayuda a la normalización, que es mucho más fácil en grandes ciudades, pedir que un paisano, o paisana que hay que ser políticamente correcto, que vive en una ciudad media o pequeña o un pueblo de Castilla, para así crear normalizar su situación es pedir demasiado aunque haya leyes que le protejan, no veo a Mario y Vicente pasar por el ayuntamiento o el juzgado para normalizar su situación, que llevan 17 años juntos, en un pueblo de 800 habitantes y, si bien todos creen saber lo que hay, sería un tema de conversación para los restos aunque seguramente los que vinieran después tuvieran el camino más llano. Es decir la realidad depende de donde se viva, de cómo sea uno, porqué hay personas que no necesitan demostrar nada a nadie para ser felices, viven como cualquier persona con la diferencia que se acuestan, comparten, discuten y se reconcilian con una persona de su mismo sexo. Quizá, por mi profesión, me veo abogado a no hacer pública mis preferencias sexuales y no ocultaré que durante muchos años negué la mayor siguiendo los roles de los heterosexuales más convencidos, hemos avanzado, pero quizá el avance sea individual más que colectivo, al paso de los años te das cuenta que lo importante es estar bien con uno mismo y para ello has de vivir en consecuencia con tus creencias, sean las que sean.
Pero, retomando el inicio del escrito, diré que ciertamente pienso que los más excluyentes somos nosotros mismos ya que no somos capaces de normalizar nuestras relaciones acudiendo a zonas temáticas, áreas playas, parques y demás más propios de una época pasada en la que intentábamos ocultarnos. Quizá sea el morbo que nos producen estos sitios, o la inmediatez de la respuesta a un estímulo, pero sea como fuere reincidimos en estos lugares y nos comportamos como seres socialmente excluidos, quizá si nosotros nos comportásemos de una forma normal los demás nos vean acepten como somos, que es lo que realmente debe de ocurrir. Por eso, en esta fecha, me gustaría que cada uno de nosotros lo viva más que como una reivindicación como una normalización, haciendo aquello que siempre hace sin necesidad de mostrar un hecho diferencial que realmente no existe.
Hoy, como cada sábado posterior al 28 de Junio, se celebra en día del orgullo gay, que se celebra para instar a la tolerancia e igualdad de los homosexuales, bisexuales y transexuales hecho este que me parece perfecto y digno de todo mi apoyo pero creo, quizá equivocadamente, que somos nosotros los primeros en promocionar las diferencias con los demás. Creo que legislar a favor de la igualdad es algo positivo y que ayuda a la normalización, que es mucho más fácil en grandes ciudades, pedir que un paisano, o paisana que hay que ser políticamente correcto, que vive en una ciudad media o pequeña o un pueblo de Castilla, para así crear normalizar su situación es pedir demasiado aunque haya leyes que le protejan, no veo a Mario y Vicente pasar por el ayuntamiento o el juzgado para normalizar su situación, que llevan 17 años juntos, en un pueblo de 800 habitantes y, si bien todos creen saber lo que hay, sería un tema de conversación para los restos aunque seguramente los que vinieran después tuvieran el camino más llano. Es decir la realidad depende de donde se viva, de cómo sea uno, porqué hay personas que no necesitan demostrar nada a nadie para ser felices, viven como cualquier persona con la diferencia que se acuestan, comparten, discuten y se reconcilian con una persona de su mismo sexo. Quizá, por mi profesión, me veo abogado a no hacer pública mis preferencias sexuales y no ocultaré que durante muchos años negué la mayor siguiendo los roles de los heterosexuales más convencidos, hemos avanzado, pero quizá el avance sea individual más que colectivo, al paso de los años te das cuenta que lo importante es estar bien con uno mismo y para ello has de vivir en consecuencia con tus creencias, sean las que sean.
Pero, retomando el inicio del escrito, diré que ciertamente pienso que los más excluyentes somos nosotros mismos ya que no somos capaces de normalizar nuestras relaciones acudiendo a zonas temáticas, áreas playas, parques y demás más propios de una época pasada en la que intentábamos ocultarnos. Quizá sea el morbo que nos producen estos sitios, o la inmediatez de la respuesta a un estímulo, pero sea como fuere reincidimos en estos lugares y nos comportamos como seres socialmente excluidos, quizá si nosotros nos comportásemos de una forma normal los demás nos vean acepten como somos, que es lo que realmente debe de ocurrir. Por eso, en esta fecha, me gustaría que cada uno de nosotros lo viva más que como una reivindicación como una normalización, haciendo aquello que siempre hace sin necesidad de mostrar un hecho diferencial que realmente no existe.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)